La Hagia Sofía
La Hagia Sofía nos interesó ya que este edificio refleja la historia de Estambul, ciudad en la que está situada. A diferencia a otras obras, la Hagia Sofía ha cambiado su función en múltiples ocasiones, convirtiéndose en un símbolo vivo de transformación. Fue iglesia ortodoxa y católica, luego mezquita, más tarde museo y actualmente volvió a ser mezquita, siempre adaptándose a la época. Este recorrido histórico la hace única frente a otras estructuras que permanecen fijas en su función. Por eso, para nosotros representa un ejemplo claro de cómo la arquitectura puede ser dinámica y estar en constante diálogo con la sociedad.
Su arquitectura asombrosa es otra de las razones por las que preferimos este edificio. La gran cúpula central, acompañada por semicúpulas y un interior vasto, produce un sentido espiritual que llena el alma. Lo impresionante es cómo logra transmitir esa sensación de grandeza sin dejar de ser un espacio armónico. Comparada con la perfección geométrica del Panteón o la grandeza clásica del Partenón, la Hagia Sofía sobresale por su innovación. El modo en que combina el espacio y la luz genera una sensación de trascendencia que no se encuentra en las otras obras. Esta mezcla de técnica y emoción es lo que más nos llamó la atención de su diseño.
La Hagia Sofía también nos interesa por su contexto histórico y cultural. Fue la iglesia más importante de los cristianos ortodoxos durante casi mil años, siendo el corazón espiritual del Imperio Bizantino. Después, tras la conquista de Constantinopla en 1453, pasó a ser una gran mezquita del Imperio Otomano. Hoy en día es un sitio de gran importancia cultural y religiosa para aquellos que siguen el Islam. Esa continuidad y transformación la convierten en un puente entre civilizaciones, uniendo oriente y occidente en un mismo espacio. Este valor de diálogo cultural no lo tienen de la misma forma ni el Partenón, ni el Panteón, ni la Cúpula de la Roca.
En conclusión, seleccionamos la Hagia Sofía porque para nosotros simboliza el concepto de universalidad. No es solo un monumento arquitectónico, sino también un emblema de conversación entre culturas y religiones. Su grandeza no está únicamente en la técnica de su construcción, sino en la historia que ha sabido guardar dentro de sus muros. La manera en que ha sido transformada y apropiada por distintas civilizaciones la vuelve única en el mundo. Además, nos parece más importante que otras obras porque representa tanto lo antiguo como lo moderno, lo islámico y lo cristiano.
Lyanisbeth Castro
Dael Torres
Cristina Villegas
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